martes, 29 de enero de 2013
Hollande apuesta por la educación
Los organismos que miden la calidad de la enseñanza, como la OCDE, cada vez colocan a Francia más abajo, y recuerdan que el problema básico es una organización del tiempo pésima, sobre todo en primaria: seis horas diarias, repartidas desde 2008 en cuatro días a la semana, lo que suma 144 días de clase al año frente a los 180/200 días de países similares.
Buscando noticias relacionadas con la educación me ha llamado la atención el siguiente titular: "Francia salva de la austeridad a la escuela y recluta 60.000 profesores" Nuestro país vecino ha aprobado un proyecto de ley para la Refundación de la Escuela Republicana, que trata de frenar el deterioro sufrido por la educación pública tras una década de Gobiernos de corte neoliberal que redujeron el número de profesores y de horas lectivas para favorecer a la enseñanza privada.
EL político François Hollande pone como puntos prioritarios para su presidencia la juventud y la educación, cosa que no puede parecerme más acertada: Mientras se suceden en nuestro país las manifestaciones y quejas por los recortes en educación, Hollande se ha comprometido a reducir en 60.000 millones de euros el gasto público en cinco años, pero ha puesto a la escuela pública a salvo del austericidio. La inversión en Educación para 2013, que supera los 62.000 millones, es la única partida estatal, junto a la de Interior, que crece respecto a 2012.
Las novedades principales del proyecto de ley, que ahora emprende su tramitación parlamentaria, son las siguientes:
- Más profesores. El plan creará 21.000 plazas nuevas de profesores y maestros, 26.000 de docentes en prácticas, 1.000 que trabajarán para formar maestros, 6.000 profesores de Universidad y formación agrícola y 6.000 puestos de otros oficios: administración, médicos, asistentes sociales y consejeros. Para sustituir a los jubilados entre 2012 y 2014, 43.450 aspirantes a profesores y maestros serán reclutados en dos oposiciones. 22.100 empezarán a trabajar en septiembre y 21.350 se incorporarán un año más tarde.
- Refuerzo de infantil. Dos tercios de todas las nuevas plazas docentes, unos 14.000 serán destinados a infantil y primaria. 3.000 de ellos se ocuparán de recibir a los alumnos de cero a tres años, 4.000 trabajarán por la igualdad territorial interacadémica y 7.000 a reforzar la atención a los niños de áreas conflictivas. La idea es que haya “más maestros que clases”.
- Más formación del docente. Se crearán las Escuelas Superiores del Profesorado y la Educación: desde septiembre de 2013, un millar de profesores se ocuparán de la formación inicial y continua de los docentes nuevos.
- Refundación pedagógica. La instauración de un servicio público de enseñanza digital modificará “en profundidad” las prácticas de la enseñanza. “El contenido y la progresividad del aprendizaje” es el corazón de la reforma.
- Educación para la ciudadanía será evaluable. Un Consejo Superior elaborará los nuevos programas escolares. Se enriquecerá la educación artística y cultural, la asignatura de moral laica (equivalente a Educación para la Ciudadanía) será evaluable en todos los cursos, y se introducirá el estudio de un idioma extranjero desde el inicio de la primaria (seis años). El consejo revisará la duración y el número de ciclos para mejorar la transición de la escuela primaria a la secundaria, y habilitará nuevos dispositivos de ayuda para los alumnos con dificultades.
- Nuevos horarios. Se suma media jornada los miércoles por la mañana a la semana de 4 días, y se reduce la actual jornada —de seis horas— en 45 minutos. Se añade tiempo “extraescolar”, que organizarán los Ayuntamientos con proyectos educativos, culturales o deportivos. Un fondo estatal financiará su puesta en marcha.
Hará falta un tiempo para ver como la aplicación de la reforma obtiene los frutos esperados. Nunca se sabe como puede afectar un cambio en el sistema educativo al no tratarse la educación de una cienca sino de algo mucho más subjetivo en el que no entran en juego materiales como en una fábrica por ejemplo, sino millones de personas que sufren el cambio. En este sentido considero que las reformas educativas deberían tener muy en cuenta a todas y cada una de las personas implicadas en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y no simplemente intereses políticos como es habitual.
Pienso que apostar por la educación de calidad es un acierto que debería encontrarse como punto primordial en todas las campañas políticas. Una buena educación no debería ser un privilegio sino un derecho para todos, una prioridad básica.
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