Partiendo de la base de que opino que el proceso educativo debería estar centrado en el alumno, como defiende la idea principal del aprendizaje autorregulado, es decir que este proceso este adaptado a sus necesidades, a las que la sociedad demande y haciéndo al alumno consciente y responsable de su propio aprendizaje, la evaluación como parte de dicho proceso no debería ser menos.
Los alumnos son personas, y como tal únicas e irrepetibles. Cada alumno posee un carácter, una personalidad, unas experiencias propias, unas aptitudes, unas opiniones… teniendo esto en cuenta es muy difícil seleccionar un proceso que esté adaptado a cada uno de los alumnos ya que podría haber tantos diseños como alumnos. Apoyándome en esta idea se me ocurre que una posible prueba que sea autentica en tanto que mida el grado de adquisición del conocimiento, comprensión y nivel de aplicación de las estrategias de aprendizajes, puede que sea “menos auténtica” en función del alumno.
Cada uno tenemos una forma de aprender, unas competencias determinadas, unos gustos concretos que determinan en gran medida la forma en que integramos los conocimientos. Por esto me parece interesante considerar estos aspectos a la hora de evaluar o realizar una prueba.
Como ejemplo cito lo que me parecería un modelo ideal de examen, y sería aquel con una composición que contemplara partes de preguntas de desarrollo, preguntas cortas y preguntas tipo test de forma que todos los alumnos tuvieran la oportunidad de poner de manifiesto sus puntos fuertes. Esto no sólo sería bueno en vistas a atender a la diversidad del aula sino como forma de detección de puntos débiles, y de esta manera reforzar o mejorar.
Desde el inicio del alumno en el sistema educativo (educación Infantil) hasta el final (Bachillerato) la evaluación pasa de ser más cualitativa(observar) a más cuantitativa (medir). Sí que es cierto que la evaluación cuantitativa se puede hacer más dificil en los ciclos de infantil en los que cobra mucha importancia la observación diaria del la evolución de los niños, pero a mi parecer conforme van pasando los cursos deberían equilibrarse estos dos tipos de evaluación y no darle tanta importancia como se le da a lo cuantitativo, obviando algunos aspectos de las personalidades de los alumnos, actitudes o simples gestos que en ocasiones pasan desapercibidos o que son imposibles de reflejar en un examen.
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